domingo, 22 de octubre de 2017

Triste miel de otoño

Tus ojos son otoño: luz triste y hermosa.
Si te miro y logro que me mires,
tus pupilas me regalan destellos de miel
que endulzan el declive de la tarde.

En tu mirada lucen hojas doradas,
hojas maduras que caen gozando su belleza.
En tus ojos hay también una albura de lágrimas,
espejo de las mías.
Lágrimas hechas de amor y de nostalgia 
de algo que aún no hemos perdido.

En el blanco de tus ojos se deslizan quimeras y temores
y las sombras de la vida danzan, danzan
avisando de una fría e inminente media luna.

Hará frío esta noche. En la penumbra, empero,
intercambiaremos nuestros mantos de tristeza,
tan parecidos, pero tan distintos,
para sentirnos a cobijo de la muerte.

Mañana despertaremos bajo nubes de melocotón
y advertiremos, al verlas y al mirarnos,
que aún no es invierno. Que aún no es invierno.

Jordi Rueda

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