miércoles, 22 de noviembre de 2017

¿De qué color era tu pelo?

Aquellas tardes grises de un lejano invierno fueron el marco de algunos encuentros impetuosos y breves. 

Contra nuestro pronóstico, la llegada de la primavera sembró de conocimiento nuestra relación. La luz revelaba que no estábamos hechos el uno para el otro. 

Ella guardará, tal vez, un recuerdo vago de mí, desvaído como el que yo tengo de ella. Ambos, no obstante, atesoramos enseñanzas imperecederas sobre el amor y el deseo o, en buen orden, sobre el amor, el deseo, la pasión y el desamor. Hay horas grises que perviven como lecciones. 

El amor se sabe, el desamor se aprende. 

Gracias, maestra. 

¿De qué color era tu pelo? Te lo teñías ¿verdad? 

Jordi Rueda

lunes, 20 de noviembre de 2017

El bienestar


El bienestar puede ser un poco de sol a media tarde, dos cafés para acompañar una conversación y, por si esta se prolonga, un cubo con hielo a punto para recibir una botella.
El bienestar estriba, más que en estar organizado, en ser capaz de improvisar los buenos momentos.


domingo, 19 de noviembre de 2017

ODIO/oído

OÍDO/odio
Desnudo/desnuda   
Aditsev/deshabillé
Buena/malo
Parlera/taciturno
Tuerto/ciega
Alegre/etsirt
Greale/tetris
Escuchado/odahcucsE
Visto/otsiV
Muerto/Vivo
           
Jordi/idroj 
Rueda/adeur

martes, 14 de noviembre de 2017

He subido al gris desván de la memoria

He subido al gris desván de la memoria
para tratar de encontrar algún indicio
de vida intemporal en el olvido.
Pero solo he visto olvido en el olvido.
y no me he atrevido a rebuscar en él,
había mucho polvo
y ese polvo me hubiera impedido respirar.

He bajado luego al negro sótano
donde se desangra el corazón doliente.
Buscaba alguna señal de perfección
en ese sacrificio.
He prendido una vela
y su llama solo me ha dejado ver mi mano
rodeada de oscuridad.
He sentido la miseria, la miseria animal
de la escasez de luz y de color.
No he visto el corazón.

He soplado la llama
y al disiparse el olor del humo de la mecha,
he experimentado por fin la perfección,
el vacío absoluto.

Envuelto en la noción de estricta oscuridad
he inferido que tal vez después,
después del último después,
eso será todo.

Mientras tanto, ni desván ni sótano.
Ni casa siquiera. Caminos y horizontes.
Y sueños.
Lo que, en verdad, no es poco.

viernes, 10 de noviembre de 2017

Cansado de penumbras

Cansado de penumbras,
mis penumbras,
he bajado sin linterna a la cueva del tesoro.
A tientas, gateando y sorteando estalagmitas,
he buscado el cofre de la luz sin éxito.
Después he llegado a un río y en su lecho
me he dejado llevar por la corriente.
Sé que puedo ahogarme,
pero no puedo volver,
no puedo recordar siquiera
el lugar de dónde vengo.

Si el río me lleva hasta el sol de una salida,
saltaré del agua agradecido en cuanto salga.
Me quitaré las ropas allí fuera 
y las pondré a secar.

Desnudo, al sol,
sentiré otra vez 
mi escasa claridad interna,
mis penumbras,
y buscaré en mis pensamientos la boca de otra cueva
donde adentrarme para tratar de descubrir 
el tesoro de mi luz.

Jordi Rueda

lunes, 6 de noviembre de 2017

La tempestad

Pasan hojas secas
y algunas ramas rotas
por el río,
río abajo.

Desaparecen casi todas las huellas
de la tempestad.
mientras una calma absurda
envuelve nuestros cuerpos
aun temblorosos.

Hemos perdido la casa y el huerto
y parece que estamos sin nada,
pero no es así: tenemos miedo y rabia.

El miedo nos alertará de nuevos peligros
y la rabia nos librará de la indolencia.

Tomaremos pronto un camino,
el que nos lleve a otras llanuras de sensatez.
Allí encontraremos donde parar.

Construiremos entonces una casa nueva,
que mantendremos limpia y ordenada
para gozar en paz de la fecundidad de las ideas.

Hasta que nos sorprenda la próxima tempestad.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

La melancolía es un río por desembocar

En silencio me miras.
Tu mirada despierta en mis ojos una humedad que el peso de la melancolía quiere convertir en lágrimas.
El agua de la montaña, mientras tanto, cae por una piedra cubierta de musgo y se deposita lentamente en la tierra que la filtrará hacia un río.
Calladamente lloramos sobre el musgo dulce y tristón que se despereza con la efusión de cada lágrima salada.
Cuando tu silencio llora sobre mí y me hace llorar, llorar hacia adentro, nace un río.
La melancolía es un río por desembocar.