sábado, 18 de febrero de 2017

Ella no quiere coser

A mi compañera se le han caído dos botones de la blusa
y ella no cose nunca. Creo que sabe hacerlo,
aunque dice que prefiere comprar otra prenda
a perder el tiempo cosiendo botones.
Pero esa blusa se la regalé yo.
--No la tires, por favor.
--Sabes que no me gusta coser.
--Ya los coseré yo.
Aprovecharé para repasar también
el de la cintura de mi pantalón beige,
el que compramos en las rebajas pasadas,
me va un poco justo y temo que salte…
--Te has engordado, ya te lo decía yo.
--Sí, me he engordado. Mientras yo coso, podrías preparar la cena
o llamar otra vez al telesushi,
aunque ya sabes que no me gusta mucho el pescado crudo,
ni el arroz…
pero antes, por favor,
enhebra las dos agujas que voy utilizar…
mira bien los colores,
los carretes están en el cajón de abajo,
el de sastre, ja ja.
Mis ojos están muy cansados de tanto mirar pantallas.
Todo parece un poco borroso.
No me gustan las pantallas,
ni esos videojuegos que te divierten tanto.
Por cierto, si no hay hilo beige, con uno marrón me apaño.
No me gusta la pantalla del ordenador, ni la del móvil.
Enhebra las agujas, por favor.
Tengo que decirte algo:
mañana me iré de viaje.
Tardaré 80 días en volver o tal vez 81.
Si en mi ausencia quieres mudarte
al apartamento de tu hermana
porque está más cerca de tu trabajo
lo entenderé.
Puedes llevarte el televisor, la tableta y el ordenador…
Yo no los necesitaré más. Con el móvil me basta…
Quiero volver a escribir a mano.

Ah, no me llames. Estaré lejos y no podré coserte
los botones. Te quiero.

Si te vas, déjame algunas agujas enhebradas.
Sabré, entonces, que me estás esperando.



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