sábado, 21 de enero de 2017

Dibujando un laberinto

Tenemos que dibujar un laberinto.
Un laberinto para perdernos mucho tiempo.
Juntos.
Tu sola y yo solo hemos caminado mucho.
Hemos entrado en oscuros pasadizos,
laberintos sin salida, 
sin mejor alternativa 
que tratar de volver al punto de partida.

Pero ahora nos amamos. Lo hemos decidido
y de la mano
recorreremos un nuevo laberinto,
el nuestro,
el que iremos dibujado paso a paso.
A la entrada dejaremos, cada uno,
todo el gravoso desamor pasado.
Dibujaremos un laberinto iluminado,
para ver que hay vida en nuestras vidas,
en nuestras todavía doloridas vidas.

Las paredes tendrán muchas ventanas
--las ventanas son las salidas de emergencia
de los ojos--
por ellas algunas veces miraremos
los caminos exteriores que transitan
las personas que no están perdidas,
o que eso dicen.

Nosotros no sabemos dónde vamos,
Pero ahora vamos juntos.
Nos amamos. Ya lo hemos acordado.
Nos faltaba decisión.
La hemos tomado. 

Y eso es lo que nos importa, por ahora.
Avancemos por el laberinto
del amor que hemos creado
sobrados de experiencia en desamor
y en sueños de futuro fracasados.

La realidad imita la ficción, se dice.
Y si este amor que nos damos
no es sincero,
fingiremos hasta allí donde podamos.
La ilusión, 
la nueva ilusión que compartimos
hará que se convierta en verdadero.

Y si así no fuera, ensayaremos
cómo poner una sonrisa al desengaño.

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