Me gustaría que soplara un
viento inesperado
que tuviera la fuerza
suficiente
para llevarse el gris abrumador
que nos rodea.
Ojalá que otro viento
naciera de nosotros
y disipara las partículas de
mugre tenebrosa
que se alojan en tu mente y en
la mía.
Hay tardes sombrías, fuera y
dentro del amor.
Nos conviene hacer algo más
que esperar vientos:
debemos tomar medidas contra
la penumbra.
Podemos deleitarnos
imaginando flores blancas
iluminadas por una brillante
luna llena
o mirando en ese libro las pinturas de
Gauguin.
Apriétate conmigo esta noche, toda la noche,
y al alborear veremos soles
en las gotas de rocío
como si todo, todo lo malo
hubiera pasado.
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