jueves, 15 de septiembre de 2016

Luna y sal

La primera vez que nos vimos estábamos desnudos,
una mañana,
pero fue una noche en que llevabas una blusa verde,
a juego con el rimmel de tu ojos 
y a juego con las ágatas de la pulsera que bailaba en tu muñeca,
cuando sentí por ti una atracción incontrolable.

¿De nuevo usted? –dijiste.
Es un placer volverla a ver 
y con esa elegante blusa verde, mucho más –repuse.
También lo es para mí, me divierte ver la picardía de sus ojos.
¿Picardía? No sé… 
Tienen un bonito brillo, sus ojos.
Será que el color verde me encandila.
¿Se ha puesto usted colirio?
No, usted es mi colirio.
¿Yo? ¡Ja! ¿No era el color verde…?
El verde con usted es más hermoso.
No me halagué más. 
Ya había adivinado que sus gustos 
no son distintos a los míos, al menos en colores.

¿Conoce a mucha gente en esta fiesta?
Tan solo al anfitrión. 
Y usted ¿es amiga de su esposa? La he visto hablar con ella.
Sí, somos amigas 
y ya me ha comentado que usted es divertido e interesante.
¿Yo? Si apenas me conoce… 
¡me está tomando el pelo!
No lo crea. Usted le gusta, me parece.
¿Se lo ha dicho?
No ha hecho falta, ja ja ja.
¡Vaya! A ver si estoy aquí metiéndome en un lío…
Tal vez no debería quedarse mucho rato… ja ja ja.
Sería lo prudente, pero no quiero decirle a usted adiós tan pronto.
Ah, no me quedaré sola. 
Eso es lo malo.
¿Es usted celoso?
Un poco.
¿Por qué no vamos paseando hasta la playa?
¿También es lo prudente para usted?
¿Le gusta usted a alguien en la fiesta?
Gusto a todos. 
Ah. No me había dado cuenta de que gustara a tantos…
Yo sí… Y también me lo ha dicho la dueña de la casa.
Nos echarán de menos, si nos vamos.
Ahora no, empiezan con sus parlamentos.
Estamos un poco retirados, no se darán cuenta.

¿Te gustaría bañarte?
¿Contigo? Claro. 
Me gustaría verte otra vez desnuda. Hay media luna.
¿Ya no te gusta el color verde?
Mucho… pero me gustaría más que vieras en mis ojos el brillo de la luna.
Necesitamos una toalla.
¿Una sola?
Una sola, un poco grande. Voy a por ella. Ya la devolveremos.

¿Vamos a nuestra playa?
¿La nudista?
Claro. La playa en que ayer nos conocimos.
Hay un trecho.
Llevo unos zapatos bajos, podemos pasear si te apetece.
Tal vez por el camino… trataré de darte un beso.
No tardes en hacerlo, o seré yo quien te lo dé primero.

¿Has visto? Hay peces que saltan.
Sí, la luna se refleja en sus escamas.
También hay luna en tu piel, 
luna y sal. 
Es la sal del agua oscura que nos besa.
La sal enamorada del azúcar de tu boca. 

¿Volveremos algún día a esta playa?
Seguro que sí.
¿Lo prometes?
Lo prometo. Algún día y quizá también alguna noche.
¿Los dos juntos?
¿Juntos? Eso el tiempo lo dirá.

Ahora estamos en el agua, desnudos, saboreando el deseo. 
Nada puede ser más grato. Luna y sal.

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